Una vez controlada la reacción nuclear, el objetivo último de la seguridad en una Central Nuclear es mantener "confinada" la radiación y los productos radiactivos producidos. Para este fin existen tres niveles de actuación:
- En el nivel técnico, el diseño incorpora tres barreras físicas pasivas y superpuestas entre el combustible nuclear - que no se disgrega durante su quemado y puede también considerar como barrera - y el exterior: vaina del combustible, circuito primario y recinto de contención. Y salvaguardias técnicas basadas en la disponibilidad de sistemas que ayudan a mantener su integridad en condiciones de fallo o accidente, desplegadas con el objeto de mantener tres líneas de defensa: la prevención, la vigilancia y actuación, la mitigación de las consecuencias.
- En el nivel de su explotación, una extensa base legal tanto jurídica como de regulación técnica y administrativa soporta a la actividad industrial. Además de requerir una organización capaz con una asignación clara de responsabilidades, exige que la operación de la Central sea realizada por personal expresamente capacitado y que cumple, estrictamente, las instrucciones, límites y condiciones que derivados del permiso de explotación quedan recogidos y desarrollados en los documentos técnicos que la rigen (especificaciones técnicas de funcionamiento, etc.)
- En el nivel de Estado, la existencia de un Organismo Regulador autónomo e independiente: el Consejo de Seguridad Nuclear, que responde ante el Parlamento de su función, garantiza a la sociedad la explotación "segura" de las centrales e instalaciones nucleares.
Las salvaguardias técnicas deben mantener las siguientes funciones vitales deducidas del objetivo principal de la seguridad nuclear:
- El control de la reacción nuclear
- La refrigeración del Reactor